domingo, septiembre 27, 2009

Conversando sobre Fotografía
























Este jueves 1 de octubre, Tito Herrera, Francisco Barsallo y Johann Wolfschoon conversaran sobre fotografía contemporánea. La conversa será en la Galería Arteconsult empezando a las 6:30 p.m.

miércoles, septiembre 23, 2009

Obra y tiempos de Carlos Endara

Las conversas del diablos nos traen este sábado 26 a las 6:00 p.m. Historia y Fotografía: Casa Museo Endara, charla a cargo de Adrianne Samos y tour por el Museo con Don Mario Lewis.

Construído entre 1909 y 1910, este magnífico inmueble albergó el estudio y la residencia del fotógrafo y pintor de origen ecuatoriano Carlos Endara Andrade (1865 - 1954). No existe en las Américas otro estudio fotográfico histórico de la magnitud de Casa Museo Endara, que se haya restaurado a su condición original.

Carlos Endara fue pionero de la fotografía regional y figura clave en la savia artística y cultural del Panamá de fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Su lente documentó el desarrollo pujante de la ciudad de Panamá. Auténtico virtuoso del retrato, Endara se convirtió además en el fotógrafo predilecto de la multiétnica sociedad nuestra durante más de cinco décadas.
Mario Lewis

No puedes perderte este estupendo recorrido por la vida de Carlos Endara.

lunes, septiembre 21, 2009

De museos y edificios

Betty Brannan Jaén / Opinión, La Prensa, domingo 20 sept. 2009

WASHINGTON, D.C. –Es muy lamentable que el gobierno de Ricardo Martinelli haya decidido tumbar el viejo edificio de la Embajada estadounidense en la Avenida Balboa para construir allí algo que a la ciudad ya le sobra: otra torre de cemento. (Concuerdo con todo lo que escribió Paco Gómez Nadal hace dos semanas, en este espacio, sobre “La pesadilla del cemento”).

Peor aún, esta nueva torre será para oficinas públicas, para así abanicar los delirios de grandeza de nuestros burócratas. Se nos dice que la torre será “un ícono de la ciudad”, pero francamente no veo cómo una torre más –que abundan en todas las ciudades del mundo– pueda ser ícono de nada. Lo icónico, creo, requiere originalidad y singularidad, además de expresar algo autóctono.

Genuinamente icónico hubiera sido darle algún diseño espectacular (como los de Santiago Calatrava, por ejemplo) al Puente Centenario, en vez de usar un diseño estándar que ya se ha construido en muchas otras partes del mundo. Aunque esa oportunidad se desperdició, el país tiene como “ícono” al Canal de Panamá –obra original y singularmente expresiva de lo istmeño– con la queninguna torre podrá competir.

Yo había planteado otra idea para el futuro de ese edificio, pero que ella haya quedado descartada no es lo que me molesta; de un “Museo de la Dictadura”, lo que me importa es el concepto, no la ubicación. (Ver las columnas del 19 y 26 de julio). Lo que critico es que la decisión se tomó apresuradamente y en base a criterios que me parecen equivocados.

Se nombró una comisión (para estudiar el asunto) que hizo su evaluación con rapidez sospechosa, como si su tarea fuera solamente avalar una decisión ya tomada. Considero revelador que el ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, usó las siguientes frases al anunciarse la decisión: “Ese edificio hay que tumbarlo. Es una decisión tomada. El Gobierno nunca ha contemplado este edificio como histórico”.

Esas palabras admiten que el Gobierno “nunca” contempló seriamente que el edificio merecía ser conservado y revelan un afán por demoler que ha debido enterrarse a la salida del gobierno de Martín Torrijos. No digo que la vieja sede de la Embajada norteamericana sea el más lindo ejemplo de la arquitectura bellavistina, pero es uno de los pocos que quedan en la Avenida Balboa.

En un barrio donde han demolido sin piedad para ahora tener lotes vacíos al por mayor, este edificio –propiedad de todos los panameños– merecía que por lo menos se diera consideración real a las posibles alternativas a su demolición. La SPIA (Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos) se había tomado el trabajo de hacer un concurso sobre lo que podría hacerse con el edificio y la comisión gubernamental ni siquiera esperó los resultados.

Una de la ideas más mencionadas es la de crear allí un museo o un conjunto de museos, lo cual hubiera tenido la ventaja de agregar un espacio cultural al área de la bahía. Es triste –y no enaltece nuestra imagen nacional– que todo el espacio frente a la bahía esté acaparado por altares al mercantilismo de nuestra sociedad sin una sola venia a las artes. Leo que el artista Brooke Alfaro había sugerido un museo de arte moderno y a mi buzón han llegado sugerencias de que podría hacerse allí un museo de la historia panameña, o de la arquitectura panameña (de la arquitecta Magela Cabrera Arias), o un conjunto de museos pequeños sobre temas diversos. También pudiera hacerse un centro turístico o un “Casa Cor 2011” (idea de María Luisa Aramburu). Todas esas ideas me parecían dignas de consideración. La SPIA seguramente tenía sugerencias adicionales.

No es tarde para rectificar. Pido que el nuevo gobierno reconsidere la demolición de la vieja Embajada estadounidense y ponga alto definitivo a la destrucción de Bella Vista.

Shoot!!
























Del 30 de septiembre al 30 de octubre, colectiva de fotografía en el Diablo!

sábado, septiembre 19, 2009

jueves, septiembre 17, 2009

viernes, septiembre 11, 2009

miércoles, septiembre 09, 2009

La lucha del pueblo Naso

FOTO SEPTIEMBRE & NP/NC
























Jueves 17 de septiembre / 7:30 p.m.
Roberto Lombana, Sergio Ochoa, Tito Herrera, Fernando Bocanegra, Mayra Johnson, Frank Málaga, Moises Kierszenblat, Evelyn Espaillat, Juan Rivera, David de Castro, Gustavo Coles, María Gilma Arrocha, Claudia Lamboglia, Luciano Goizueta, W, Carla Escoffery, Orlando Guiter, Jean Jaques Ribi, Erika May Osorio, Mayi Carles, Ela Spalding.

martes, septiembre 08, 2009

La pesadilla del cemento

Paco Gómez Nadal / Opinión, Diario La Prensa / marte 8 sept 09

Algún día será convocado el Tribunal Internacional del Buen Gusto y los Espacios Amigables y allá, como en tiempos de brujas e iluminados, serán quemados a fuego lento –esta es una figura metafórica– los constructores y arquitectos que han convertido la ciudad de Panamá en el museo del sinsentido, la estética antiestética y el espacio privado.

No solo se ha construido de manera compulsiva, ilegal y de espaldas a un proyecto de capital que podría haber convertido a Panamá en un ejemplo en Latinoamérica, sino que no hay dos edificios que combinen, los arquitectos tienen un problema al rematar las torres y optan por ponerle cofia o copete a cuál más horripilante, y los constructores, obsesionados por el beneficio por metro cuadrado nos han convertido en la ciudad hito de la falocracia: todo hacia arriba a ver quién la tiene más… ¿alta?

Sortear todo este enjambre de torres es todo un mérito si se va a pie y encontrar espacios públicos donde sentarse a tomar el fresco –rodeado por 15 edificios de 30 plantas– o departir con vecinos o amigos es casi heroico. La ciudadanía se ha acostumbrado a este paisaje, y los anuncios de radio y televisión le insisten en que esto es “desarrollo”, “modernidad”, “como en Dubai…”.

La necesidad de espacios públicos es tan evidente que las panameñas y panameños se han lanzado a la llamada cinta costera a caminar, hacer ejercicio o festejar con cualquier excusa. El sitio no es agradable… se camina entre una vía de varios carriles con polución y ruido y una Bahía aún contaminada con algunos trocitos verdes salpicando el decorado. Pero la gente necesita de espacios públicos en una ciudad tomada por el cemento, los puentes, los elevados en medio del caos, los camiones de las constructoras y locales de lujo que se creen con el derecho de considerar la vía pública como su estacionamiento privado.

Toca una reflexión. El domingo, en este periódico, el urbanista Arturo Samper ponía los puntos sobre las íes y llamaba a los adefesios urbanísticos como lo que son: “fallas” que repiten los errores que otros países ahora están revirtiendo.

Hemos escuchado de muchos de nuestros políticos que el anhelo es ser primer mundo pero parece que cuando viajan no miran (o debe ser que en los hoteles de cinco estrellas en los que se alojan no se percibe la realidad). En muchos de esos lugares, y en muchas de las capitales de Latinoamérica, ya no se ven torres de cables eléctricos en la ciudad, el ordenamiento urbano se cumple, no hay casi ningún elevado que afee la ciudad y empeore la calidad de vida de sus ciudadanos, se está apostando por el transporte público e incluso por la peatonalización de las áreas céntricas y los parques son las nuevas catedrales de nuestra era.

He hecho referencia a las palabras de Samper porque, a veces, se hace más caso al experto extranjero que a las voces locales. La Alianza Pro Ciudad y otras organizaciones de la sociedad civil lanzan permanentes alarmas sobre los desastres urbanísticos que se han cometido y se van a seguir cometiendo en la capital. El fin de Bellavista, la muerte inducida de San Francisco, el complejo entramado de San Miguelito, los atentados contra el Patrimonio en San Felipe o en Panamá La Vieja… todo se ha dicho y todo se ha ignorado.

El nuevo Gobierno no va por un camino diferente al terrible derrotero que tomó el anterior. La continuación de la cinta costera hasta Casco Viejo es tan peligrosa como tratar de abrir una guayaba con un martillo sin hacer estragos; el metro es un proyecto tan fastuoso como inviable –el famoso ejemplo de Santo Domingo es para reírse con un par de líneas que no sirven para mejorar la vida de los ciudadanos sino para “sentirse” primermundista–, y en Vía Argentina, antes de ordenar el caos vehicular actual se plantea una obra innecesaria y pedante al servicio del ego del arquitecto del reino, financiada con el Prodec.

Es hora de que los ciudadanos nos paremos ante estos despropósitos. La ciudad que construimos es la que nos devuelve violencia, estridencia y malestar… La ciudad que podemos construir aún debe ser a escala humana, respetuosa con el concepto de lo público, sin más rellenos ni pegotes, sin más torres que solo sirven para lavar plata o para enriquecer a unos pocos. Es hora de parar la locura del cemento antes de que nos parezcamos al monstruo que comenzamos a ser.

Fiestita de HIP 10

Amaya Salazar en Galería Imagen

Nueva edición de MAGA

La Universidad Tecnológica de Panamá se complace en invitar a la comunidad a la presentación de “Maga, revista panameña de cultura” (No. 64) el jueves 17 de septiembre, a las 6:00 p.m., en su Edificio de Postgrado, tercer piso, salón 306, del campus “Víctor Levi Sasso”. El expositor de fondo será el destacado filósofo y escritor Víctor Manuel Rodríguez Gómez (ganador del Concurso Nacional de Literatura “Ricardo Miró” 2008, sección Cuento). También intervendrá, reseñando la revista, el Ing. Rolando Armuelles Velarde, egresado del Diplomado en Creación Literaria de la U.T.P. en su versión 2009.
Este nuevo número de “Maga”, cuyo fundador, director y editor es Enrique Jaramillo Levi, tiene 100 páginas, portada e ilustraciones interiores de Enrique Jaramillo Barnes y diseño gráfico de interiores por Silvia Fernández-Risco. Su precio es B/. 4.00, y estará a la venta la noche de la presentación, así como posteriormente en Exedra Books, Librería Cultural Panameña, Librería Argosy y en las librerías de la U.T.P. en el campus central de la ciudad capital y centros regionales.
Creada en febrero de 1984, la revista fue traspasada a la U.T.P. en 2008 a fin de preservarla institucionalizándola, y así poder continuarse su eficiente y puntual publicación. La presente edición ofrece un amplio y variado despliegue de valiosos textos de escritores nacionales y extranjeros, además de amplia información cultural, entrevistas y reseñas de libros.
Trae cuentos de nuevos autores nacionales de talento, y de otros poco conocidos, tales como: Gina Paola Stanziola, Dennis A. Smith, Rolando Armuelles, Ana Mercedes Salazar, Roberto Christian Cerrud, Ruth Fernández, Eyra Harbar, Víctor Paz, Gisella Buendía Guevara, Paola Schmitt, Rodolfo de Gracia, Gloria Melania Rodríguez, Alberto Cabredo; y de cuentistas de prestigio como Justo Arroyo e Isabel Herrera de Taylor. Asimismo, presenta poemas de Manuel Orestes Nieto, Lucy Cristina Chau, Moravia Ochoa López, Alex Mariscal, Edilberto González Trejos, Lil María Herrera, Albalyra Franco de Linares y Consuelo Tomás.
Además, en el No. 64 de “Maga” se publican ensayos de Salvador Medina Barahona, Gregory Róbinson, Carlos Fong, Erasto Espino Barahona, Ariel Barría Alvarado, Fredy Villarreal Vergara y Enrique Jaramillo Levi, así como del colombiano Harold Tenorio Alvarado. Hay artículos breves de Pedro Crenes (panameño residente en Madrid), y poemas de los nicaragüenses Marta Leonor González y Juan Sobalvarro, así como un cuento del nicaragüense Arquimedes González, y poemas del argentino-mexicano Jorge Eduardo Mosches.
Se invita, pues, a todo público para que asista a la presentación de esta nueva versión de “Maga” el jueves 17 de septiembre, a las 6:00 p.m., en el Salón 306 del Edificio de Postgrado de la U.T.P. La entrada es gratuita. Se agradece pasar la voz.

miércoles, septiembre 02, 2009

pics pics: cierre el 18 de sept.

nuevos horarios de museos

Panamá se puso en sintonía con el resto de los países. Desde ahora, los museos de todas las provincias estarán abiertos los fines de semana. Eso informó ayer, mediante un comunicado de prensa, la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico del Instituto Nacional de Cultura. Según el comunicado, se unificará el horario de los 18 museos públicos del país: todos abrirán de martes a domingo, en un horario de 9:20 a.m. a 4:00 p.m. Los cambios también involucran, informó el director de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico, Jaime Javier Zárate, el cierre de todos los museos los lunes.
Se eligió ese día, explicó el funcionario, porque internacionalmente los museos cierran sus puertas ese día, por lo que la mayoría de los turistas ya están acostumbrados a encontrarlos cerrados. Además, aseguró, según sus registros los lunes era el día que menos visitas recibían los museos en el ámbito nacional. Redacción de La Prensa / miércoles 2 sept. / Vivir +

ganadores del medio pollito

El Instituto Nacional de Cultura anunció ayer, a través de un comunicado de prensa, a los ganadores del Concurso Infantil de Cuento Medio Pollito 2009. Esta vez, una coclesana, un veragüense y un capitalino se alzaron con la victoria. El primer premio -dotado de $600- se lo llevó Iliana Magallón, de la Escuela Membrillo (Coclé), con el cuento Mi universo. El segundo lugar -acompañado de $400- se lo ganó Juan Carlos Aizprúa, de la Escuela San Vicente de Paul (Veraguas) con La señora luna, y el tercero -premiado con $200- recayó sobre Leonardo Góndola, de la Escuela Omar Torrijos Herrera (Panamá), con El águila solitaria. La premiación será el 25 de septiembre en el Teatro Anita Villalaz a las 10:00 a.m. Redacción de La Prensa / miércoles 2 sept. / Vivir +

jueves de guitarra en mano

bailata@lacasona

jazz y moda

martes, septiembre 01, 2009

mi cama te extraña

home: cine en la casona / jueves 3

fusionar cultura y turismo

Enrique Jaramilo Levy / Diario La Prensa / Opinión 29 de agosto, 2009

En un programa televisivo, el 20 de junio pasado, el entonces presidente electo Ricardo Martinelli –a pregunta del profesor Edwin Cabrera sobre el apoyo que se daría a la cultura– dijo por primera vez, y como de paso –sin que ninguno de sus interlocutores le pidiera sustentar el tema ni lo objetara como algo alarmante, ya que de inmediato pasaron a otro asunto– que pensaba fusionar al Inac con la Autoridad Nacional de Turismo. Ese rumor ya circulaba, pero hasta entonces nadie parecía “pararle bola”. Gravísimo error.

Lo es, tanto el hecho en sí como el no darle la debida importancia a este gran desatino en ciernes. Lo sabemos todas las personas en Panamá que desde hace muchos años nos dedicamos de una u otra forma a ejercer, profesional o empíricamente, alguna de las muchas y variadas manifestaciones de la cultura, o a la difícil labor de promocionarla en un país anclado en el comercio y los servicios, con un Estado tradicionalmente indiferente a la cultura y al arte.

Si en un artículo anterior, publicado en La Prensa en tiempos de la campaña política, propuse la necesidad de crear un Ministerio de Cultura, ahora que se ha confirmado la intención de llevar a cabo esta idea tan dañina para el desarrollo de la cultura en nuestro país he quedado, además de angustiado, preocupadísimo.

Es evidente que los que abogan por la idea de fusionar al Inac con la Autoridad Nacional de Turismo piensan que la cultura es básicamente espectáculo, y una serie de monumentos históricos, museos, y folclore y, por tanto, buscan la manera de añadir nuevos itinerarios de interés a la curiosidad de los turistas. Lograr que éstos se interesen en realizar tales visitas adicionales a lugares de esa índole estaría muy bien, por supuesto.

Pero ni la cultura es solo la suma de esos aspectos puntuales, ni se requiere para ofrecérselos a los turistas empobrecer más aún los escuálidos dineros asignados al Inac, complicar su burocracia y, obviamente, castrar administrativamente su capacidad de iniciativa y operatividad eficaz al volverse subsidiaria de una instancia de mayor interés gubernamental: el desarrollo del turismo. Porque eso es exactamente lo que ocurrirá. La cultura se volverá totalmente dependiente del turismo, en lugar de ser una actividad autónoma, pro-activa e independiente, dotada de los fondos necesarios para un desarrollo óptimo, como solo ocurriría mediante la creación de un auténtico Ministerio de Cultura, como existe en casi cualquier otro país que se respete, hasta en los más pobres.

A principios de los 70 del siglo pasado, se realizó un experimento similar, de ingrato recuerdo por sus magros frutos culturales. Un buen día –mal día, en realidad- se fusionó cultura con deportes en un adefesio que llamaron Incude. En la práctica, deportes se tragó casi por completo a cultura, en todo sentido: en lo administrativo, en el apoyo económico y en la imagen promocional que se proyectaba ante la ciudadanía. Y por supuesto, en todos los órdenes de su actividad creativa los artistas –pintores, teatristas, músicos, escritores, bailarines, cantantes, fotógrafos, así como historiadores, antropólogos e investigadores en todas las ramas de la cultura y el arte– salieron seriamente disminuidos de esa infausta experiencia.

Intentar ahora mezclar de otra manera peras con manzanas, no producirá más que híbridos inoperantes para el desarrollo cultural de la nación. El turismo, además de promover y dar a conocer ampliamente a nuestro país dejando ganancias importantes a muchos sectores de la economía nacional, es una actividad que no requiere muletas para desarrollarse más y subsistir: se basta a sí mismo si está bien organizado. La cultura también debe permanecer autónoma y reforzarse con inteligencia y buenos administradores y gestores: para ello requiere respirar sola, sin aditamentos postizos, generada desde las entrañas mismas de la sociedad, pero canalizada por el intelecto y el talento creativo.

Invito a mis colegas escritores, a los demás artistas, a los promotores culturales, y en general a todas las personas comprometidas con las actividades del intelecto y el espíritu, para que aunemos filas en contra de esta medida inconsulta. Fusionar cultura con turismo es una nefasta espada de Damocles que se cierne sobre el desarrollo integral de la cultura, y de paso sobre el país todo, cuya implementación no hará más que disminuirnos y mimetizarnos con la dañina imagen de un Panamá siempre mercantilizado, utilitario, negativamente pragmático, sumiéndonos en un creciente ostracismo cultural propio de épocas culturalmente mucho menos avanzadas que la que permite y merece el momento actual y el futuro de la nación.

Lo que debe hacerse es fortalecer generosamente desde el actual Inac todos los aspectos teóricos y operativos de la creatividad, así como los mecanismos más idóneos de su promoción, con miras a la fundación, a mediano plazo, de un ente que tenga voz y voto en el Gabinete, y que por supuesto cuente con fondos adecuados para poder funcionar más allá del simple pago de sueldos y el mantenimiento de monumentos y museos, como hasta ahora ha sido.

Llámese Autoridad Nacional de Cultura o algo similar, con miras a un futuro Ministerio de Cultura (hasta países pobrísimos como Haití tienen un ministerio de esta jerarquía), tal entidad debe contribuir a preservar, fortalecer y desarrollar decididamente la identidad nacional, la cultura popular y las artes en todas sus manifestaciones para bien de la Nación panameña. Y los artistas y promotores culturales debemos unirnos decididamente para defender esta posición, que no puede ser negociable, como no podría serlo jamás la existencia y defensa de nuestras raíces y proyección espiritual e intelectual como nación. Y la actual directora del Inac, una reconocida artista, debe ser la primera en defender valiente y decididamente esta causa, sin eufemismos de ningún tipo.