domingo, julio 26, 2009

así nos vendemos, ¿qué está mal en este texto?

Panamá siempre ha sido un punto de encuentro entre culturas, ganándonos el apodo de “crisol de razas”. Con casi 3 millones de habitantes, su población está compuesta en un 67% de mestizos (amerindios con blancos) y mulatos (blancos con negros), 14% negros, 10% blancos; un 6% de amerindios (indígenas) y un 3% de personas de orígenes étnicos variados. Esta mezcla es particularmente rica por los cimientos culturales y tradiciones que sentaron, de manera que tanto panameños como visitantes las respetan por igual.
Siendo un país que respeta el libre credo, la población de nuestro país está compuesta por una mayoría Católica Romana de un 85%, por lo que fechas como la Navidad y los carnavales, colorida y agitada festividad de cuatro días precedente a la Cuaresma, son ampliamente celebradas en Panamá. Le siguen los cristianos evangélicos con un 10%. El 5% restante se divide entre el Judaísmo, el Budismo, el Hinduismo, la Ortodoxia y grupos derivados del cristianismo protestante como Testigos de Jehová y Adventistas del Séptimo Día.
Los siete grupos indígenas de Panamá se encuentran asentados en territorios semi-autónomos. Los más representativos de la región occidental, como las provincias de Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas son los Ngöbe y los Buglé, Naso-Teribe y los Bri-bri. Juntos comprenden un 70% de la población indígena del país. En la región oriental de Panamá está poblada por los Emberá y los Wounaan en el Darién, y los Kunas en la comarca de Kuna Yala. Los Emberá y los Wounaan viven en la selva tropical, tal como sus ancestros lo hicieron durante siglos. Su comprensión y respeto por la naturaleza es innato, y sus habilidades en el tallado y tejido de canastas es exquisito. Los Kuna se asentaron en las costas e islas del Caribe y se caracterizan por una férrea protección de sus tradiciones y por sus molas, las cuales son artesanías hechas con aplicados sobre tela.
Los descendientes de africanos se establecieron en la región central de Panamá y en el Darién, donde la cadencia del Bullerengue y el Bunde todavía evocan los orígenes de sus tradiciones. Originalmente, fueron traídos al istmo por los colonos españoles para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. Una segunda ola de inmigración negra llegó al istmo desde las Antillas para la construcción del Canal de Panamá, a inicios del siglo 20. Este grupo, de habla inglesa, se estableció en la Ciudad de Panamá, Colón y Bocas del Toro. Los mestizos y mulatos son el resultado de años de uniones entre diversas razas y etnias, dispersos en todo Panamá, su folklore se expresa por medio de la música y danza, comidas regionales como el arroz con pollo y sancocho de gallina, su actitud festiva, la que reluce en ferias y festivales, así como su característico trato amigable hacia los extranjeros.
Panamá siempre ha sido y será un punto de encuentro entre diversas etnias y razas, hoy en día accesible desde cualquier parte del mundo para todo viajero, siempre haciéndolos sentir en casa, recordando siempre sus tradiciones y su constante deseo de evolucionar como cultura.