domingo, octubre 18, 2009

Encaminados

Texto publicado en Nuevas Banderas, libro de arte de Telefónica
Carla García de los Rios

En contraste con los años noventa, este nuevo siglo plantea para el arte panameño, una revolución de pensamiento, un despertar hacía un nuevo enfoque, el cual procura, mirar con otros ojos el paisaje de siempre. A pesar de la paulatina y sutil superación de lo “tradicional”, la nueva generación de artistas locales, logra mostrarse así misma más allá del arte decorativo.
Estos artistas son en su mayoría, jóvenes profesionales que no necesariamente tienen una formación académica en bellas artes. “casi todos trabajan como videastas y fotógrafos publicitarios, diseñadores gráficos, ingenieros electrónicos o arquitectos. Viven en una ciudad de servicios, de fuerte especulación inmobiliaria y en acelerada expansión, eje de comunicaciones y uno de los centros bancarios y comerciales más importantes del continente. Existe, pues, una gran demanda por estas profesiones cuya capacitación universitaria supera con mucho, la débil educación en las artes convencionales” 1
En Panamá existen solo dos opciones para “formarse artísticamente”, la Universidad Nacional (estado), la cual es bastante pobre tanto en su estructura como en la calidad de sus profesores – muchos de ellos dominando teoría y poca práctica – y la Universidad de Arte Ganexa (privada) fundada en los ochentas, bastante más completa que la primera opción, pero manejando un nivel mediocre de enfoque creativo. La educación a ningún nivel, aunque se diga que sí, resulta prioridad de ningún gobierno.
Muchos dicen que nuestro pedacito de tierra es un lugar lleno de historia y riqueza cultural; encaminados al progreso y desarrollo de nuestras infraestructuras, otros plantean que somos un pueblo con aspiración de metrópoli y para otros, somos un país surrealista, una sociedad que no sigue un razonamiento lógico; un lugar en donde el sentido común, es el menos común de los sentidos. Mucho cemento, poca cultura.
El arte emergente busca salir de la condición en la que vive para completar su ciclo y romper el silencio que lo rodea. Muchas son las herramientas que nuestro jóvenes artistas emplean para comunicar mensajes; video, fotografía, postales, diseño industrial, reportaje gráfico, indumentaria, instalación, entre otros canales de expresión. Podemos afirmar que nuestros artistas son más dóciles a las técnicas experimentales, siendo la tecnología uno de los soportes primarios de inspiración y creación.
Una reflexión importante es que a principios de este siglo, la gestión cultural local viene a tomar nuevas formas – nuevas para nosotros, viejas para otros – entre publicaciones, eventos e intervenciones artísticas en la ciudad, la sociedad de a poco va tomando más conciencia sobre la importancia del arte de una manera participativa.
Entre el 2000 y 2001, dos revistas de pensamiento y diseño independientes sacuden las cabezas de los citadinos. Revolver, a cargo de Peter Novey y Ricky Salteiro muestra la nueva cara del diseño gráfico, rompiendo con viejos paradigmas y acercándose a una mirada fuera del pensamiento cuadrado. Mogo por otro lado, editada por Eduardo Araujo mostraba que “el Panamá oficial no es más que una mentira creída a base de tanto repetirse”3
Mogo tuvo muchos colaboradores, entre los que cabe mencionar a Gustavo Araujo y Jonathan Harker. A ambos artistas los veremos en esta publicación, ambos desde técnicas y posturas distintas; Araujo deja las cámaras de fotografía para tomar los pinceles y Harker deja las videoisntalaciones para acercarse al dibujo plano y sencillo pero con mucho trasfondo moral, estético e intelectual.
El 2003 nos trajo una intervención en la ciudad de Panamá como nunca antes la habíamos vivido. Ciudad Múltiple, una “muestra de arte andante”4 curada por Gerardo Mosquera y Adrienne Samos en donde participaron artistas de la talla de: Ghada Amer (Egipto), Stefania Mantovani y Federica Thiene (Italia), Jesús Palomino (España), Gu Xiong (China/Canadá), Yoan Capote y Juan Andrés Milanés (Cuba), Gustavo Artigas (México), Cildo Meireles (Brasil), y Fracis Als (Bélgica/México), Brooke Alfaro, Gustavo Araujo y Humerto Vélez (Panamá).
Este evento abrió puertas a nuevas gestiones además de ser “incluyente”; en él participaron creadores locales, estudiantes de bellas artes y carreras afines y público en general.
Avanzando un poco en el tiempo, está la Bienal de Arte de Panamá; el evento que es sin duda, la mejor ventana para tantear por donde anda nuestro arte de vanguardia. En el 2005, esta gestión, logra posicionarse como una de las mejores a nivel centroamericano. “La 7° Bienal de Panamá abre la puerta a uno de los escenarios artísticos más sólidos e interesantes de Centroamérica”5
Nuevos espacios para la promoción y divulgación del arte dan vida a una nueva forma de compartir y expresarse; estos espacios son de suma importancia, ya que brindan la oportunidad a los artistas de involucrarse de lleno en sus creaciones, haciéndoles desarrollar disciplina frente a sus ideales.
Así vamos lentos pero seguros. El paisaje y la movida actual es más que prometedor. En esta iniciativa se recopila una muy buena muestra de lo que sucede en el arte panameño. Desde artistas de carrera como los son Braulio Mattos, Jonathan Harker y Mira Valencia, pasando por fotógrafos conceptuales como Francisco Barsallo, hasta llegar a propuestas mucho más “digitales” como Igor Kourany. Por otro lado, artistas emergentes en la ciudad capital, como Juan Raúl Díaz Fábrega y Gabriela Batista.
Batista maneja una temática ecológica muy bien planteada, incluso, saliéndose del lienzo tradicional para incorporar su mensaje, de manera popular, en bolsas de compras para el mercado. Cesáreo Young maneja el arte desde una mirada de enseñanza; Casa Cultural Huellas es un espacio alternativo para desarrollar creatividad en niños y jóvenes.
Gabriel González y Radamés Pinzón por otro ángulo, presentan propuestas diferentes e impactantes. El manejo de la técnica de González, hace que sus piezas sean una explosión de sentimientos. Pinzón desde el carboncillo y el dibujo, plantea una escena densa y oscura en gran formato.
La gran migración a nuestra tierra debido al “boom inmobiliario”, trae como consecuencia un aceleramiento dentro del proceso cultural / artístico de nuestra sociedad. La mezcla de culturas que siempre ha caracterizado a Panamá, hoy día toma otro contexto, uno llamado arte.
Biografía
1 Ver Adrienne Samos, 100 años de Arte en Panamá. Hacía el gran cambio: arte de los noventa hasta nuestros días, 2003
2 ídem 1
3 Editorial Mogo, No.4, Panamá, agosto 2001.
4 Roberto Quintero, Diario La Prensa, 2003.
5 Rosina Cazali, Revista Artmedia No.7, 2005