domingo, octubre 18, 2009

Sentimientos Encontrados

Texto publicado en Artmotiv
Carla García de los Rios


A 8 años de la entrega del Canal y el desalojo de las bases militares estadounidenses, la Bienal de Arte de Panamá, en su octava edición, da paso a un cuestionamiento en torno a las condiciones, bajo las cuales, la historia política panameña y su imaginario cultural se han ido infiltrando en los territorios de la antigua Zona del Canal.


En esta edición, los organizadores del evento se la jugaron; apostaron a un tema, abrieron el compás para artistas extranjeros y ampliaron notablemente el programa educativo. Cabe mencionar que Panamá es un país comercializado hasta el tuétano en donde el arte y la cultura no son prioridad, más bien son asignaturas pendientes. Teniendo esto en cuenta, la Bienal de Arte es contexto múltiple para crear sentimientos encontrados, ya sea por el "nacionalismo" o por la incapacidad de lectura de las piezas por parte de un público acostumbrado a las bellas artes tradicionales.


Curada por Magali Arriola, El dulce olor a quemado de la historia es la exhibición principal de un conjunto de tres. La muestra opera conceptualmente en dos niveles que se conectan. Por una parte, artistas familiarizados con la "zona" dialogan directamente con la historia y el presente de dicho territorio y en otro plano, artistas internacionales que, dado su desconocimiento sobre la "zona", propusieron intervenciones que, desde sus latitudes diversas, generen especulaciones acerca del significado de este tipo de transacciones geográficas.

Un chino y un burro de más de 2 metros de alto le dan la bienvenida al visitante; esta escultura rinde tributo al capítulo inaugural de nuestra relación con Estados Unidos. Abner Benaim deja el video y conceptualiza este hecho levantando un monumento a los que usualmente no tienen uno.

Roman Ondak, poéticamente, recrea en vídeo, la idea de reclamar un territorio que fue dividido por la construcción del Canal; mediante el epostracismo, la obra hace referencia a la "zona" su pasado político y sus consecuencias en el presente.

Una serie de afiches creados por Jonathan Monk anuncian que el pintor y fotógrafo estadounidense Richard Prince es "zonian". Sean Snyder utiliza la ocupación militar norteamericana fuera de su territorio para mostrar en vídeo, el impacto que estas ocupaciones dejan en zonas de Alemania, Bulgaria, Corea del Sur y Japón al igual que lo hicieron con Panamá.

Los lienzos arrojados al mar por Mario García Torres con la esperanza de ser arrastrados a tierra firme y enviados al Museo, son fantasmas en los bastidores vacíos que cuelgan en la exposición. Donna Conlon evoca la sensación de la fiebre amarilla a través del sonido y la temperatura. Rich Potter presenta un corto de ficción en donde el imaginario de la "zona" es el hilo conductor entre sus personajes. Jonathan Harker hace un ejercicio de muralismo conceptual en el que la frase Home Go Gringo aparece y desaparece sobre un muro que una vez fue límite entre la antigua zona y la ciudad de Panamá.

Mungo Thomson aporta un móvil cuyas tonadas son 4 notas de la canción "Panama" de Van Halen la cual fue repetida por los militares gringos como método de tortura a Manuel Antonio Noriega para forzarlo a entregarse en 1989. Michael Stevenson desarrolla un proyecto fílmico en torno al personaje taciturno de Chuchu Martínez, matemático y filósofo conocido como el guardaespaldas del General Omar Torrijos. A través de teorías matemáticas, Stevenson conecta al Shá de Irán, Noriega, Torrijos e inclusive a Jimmy Carter desarrollando una hipótesis que desemboca en la reversión del Canal.

Humberto Vélez hace una analogía poética entre un fisicoculturista y ex trabajador del Canal y la hercúlea tarea de esculpir una brecha a través del istmo.

Trozos de madera de antiguas casas pertenecientes a la "zona" transformados en representaciones de un nuevo lenguaje arquitectónico, característico de los patrones sociales y urbanos de la ciudad de Panamá contemporánea es el proyecto de Ramón Zafrani.

Sam Durant presenta una serie de registros cartográficos que muestran un Panamá visto a través del tiempo demostrando su importancia dentro de un contexto histórico que data desde la ocupación de los españoles hasta la Zona del Canal. Enrique Castro Ríos hace una intervención in situ en donde sitúa una frontera imaginaria con monedas acuñadas para la ocasión, hablando de la identidad nacional a través de la moneda mito local: El Balboa.

Las dos muestras paralelas de la Bienal son "Ciudad Jardín", su planeación progresista y el Canal de Panamá, exhibición de fotografías producida por Kurt DIllon, Roger Trancik y Sam Sweezy y el regreso a la pintura del reconocido artista Brooke Alfaro. En definitiva, la 8 Bienal de Arte de Panamá ha generado reacciones encontradas. Su formato es pequeño y aún mantiene lo "local" como principal atractivo. El dulce olor a quemado de la historia es una exhibición cuyas propuestas basan su fuerza en el poder de la información. Las frases célebres que nos quedan de la Bienal definitivamente son: "Y Noriega también estaba ahí"… "Yankee animal sal de la Zona del Canal"