martes, julio 13, 2010

el trovador de guararé


Alcibiades Cortéz, Diario La Prensa


Al mencionar a Benjamín Min Acevedo no faltará el panameño que pregunte: ¿Quién es? Otros lo conocerán por el apodo del Bin bin guarareño, pero la mayoría desconoce el aporte que ha hecho a la cultura popular y a la décima en Panamá este poeta y trovador, durante seis décadas.

Acevedo, que ha representado a la patria en más de 20 países, es uno de los más grandes exponentes de este género en Panamá y Latinoamérica.

ORIGEN

Benjamín Acevedo nació en la comunidad de El Hato en 1938, 11 años antes de que se iniciara oficialmente el Festival Nacional de la Mejorana en Guararé, su distrito natal. Sus primeras décimas las cantó a la edad de 13 años en velorios y juntas de embarre, en una época que este género no tenía la preponderancia de la que goza hoy.

Una de las primeras cantaderas a las que se presentó fue para un velorio de La Cruz, un 3 de mayo de la década de 1950, en la casa de Tato Melgar (q.e.p.d) en la comunidad de Las Cruces. Tenía 14 años y cobró un dólar con 50 centavos por cantar toda la noche. En esa época, correspondiente a la década de 1950, los versos los adquirían de poetas como Benjamín Min Domínguez, Benjamín Min Rivera o Peregrino Frías, entre otros.

Durante esos años se cantaba la décima clásica castellana aprendida. Luego surgió en Panamá la poesía formal e improvisada de 10 versos octosílabos con el poeta Severino Medina, de La Laja de Las Tablas.

CARRERA

A finales de la década de 1950, Acevedo inicia su carrera profesional, enfrentándose a grandes intérpretes como Teodolo Batista, Bolívar Barrios, y con más frecuencia, a Agustín Rodríguez. Recuerda que cantaban historias de amor, seguidas de temáticas históricas. Estas últimas las escogían para probar la agilidad mental y el conocimiento del contrario.

A LA CAPITAL

Min afirma que el género se introdujo en en la ciudad capital en los años 60 del siglo pasado, producto de un “movimiento nacionalista” que tuvo lugar cuando grandes acordeonistas como Gelo Córdoba, Dorindo Cárdenas, Yin Carrizo, Roberto Fito Espino, Roberto Papi Brandao, conjuntamente con los cantadores, llegaron a la capital del país.

Al principio, recuerda Min, cuando los escuchaban cantando en la urbe, los trataban con desprecio y los tenían por personas no ilustradas, como campesinos sin educación. Fueron la radio La Voz de Pueblo y la Radio Panamericana los medios de comunicación donde se les comenzó a oír.

En los años 80 del siglo pasado comenzó a asistir gente de distintos estratos sociales a las actividades de sitios como El Orgullo de Azuero.

Min se considera antiimperialista. Uno de sus temas se lo dedicó a los caídos de la gesta histórica del 9 de enero de 1964. Para ese momento histórico de la patria, Acevedo estudiaba en el Instituto Moderno, que usaba las aulas del Instituto Nacional.

Min destacó también las leyendas campesinas, por esa razón la décima El zahorí se convirtió en unos de los éxitos más gustados de la décima en Panamá.

En su carrera ha cantado décimas de la pluma de Carlos Francisco Changmarín, José Franco, Carlos González Bassán y de Antonio Tomy Rivera, y las de su inspiración.

LA DÉCIMA, VITALIDAD Y RIESGO

Benjamín Min Acevedo considera que el buen cantor se acopla a las tonalidades altas de la mejorana, que requieren de una excelente voz y buen compás, mientras que la guitarra española, por su diversidad de sonidos, le hace más sencilla la vocalización al artista. “A mí me alegra la popularidad que tiene la décima”, dice, pero advierte que eso acarrea un “gran peligro”, porque, según afirma, hay una tendencia a confundir los géneros de canto, “debido a que hay muchos que, buscando la promoción, se inventan todo tipo de cosas”.

Dice que, en actualidad, en muchas tardes de cantadera “se oye a algunos interpretar piezas de acordeón y tamboritos entre los pies de los versos, lo que deforma la verdadera décima”. De acuerdo con Min, los jóvenes desconocen la verdadera décima campesina, y al oír esta nueva forma de cantar creen que está bien así”.