viernes, julio 09, 2010

sin sorpresas...

Miguel Antonio Bernal, Diario Panamá América

La despolitización, acompañada de la pluralidad de mecanismos mediáticos que alimentan el ilusionismo y el transformismo, han servido para que se amplíe el número de sorprendidos en importantes sectores de la población panameña ante ciertos hechos.

Sin embargo, en realidad, vemos que no hay sorpresas, como lo demuestra –desde Francia- la nueva condena de Noriega, a quien hace décadas, se lo tragó el poder. Sus epígonos locales se descuadernarán aun más si persisten en imitar su defenestrada autocracia.

En efecto, algunas autoridades -electas o no-, ignorantes de cómo obedecer, no han querido, ni sabido respetar el verdadero significado de la voluntad popular que, expresada en las urnas, les ha otorgado un mandato provisional para gobernar, no para abusar. Sin embargo, no más llegar al poder reniegan de los derechos de los ciudadanos y de la concepción misma que nos enseña que el ser humano es sujeto portador de derechos y, por ende, autónomo, razonable y responsable. Se olvidan también que gobernar hoy día, implica una vigencia real del Estado de Derecho.

El ejercicio del poder implica que las acciones derivadas de los derechos políticos, civiles y sociales, no pueden ser vulneradas por la imposición de una conducta que impida que las opciones ciudadanas aborden los asuntos del Estado, ni tampoco que no puedan ejercer los controles apropiados sobre la legalidad y legitimidad de sus actos. La clave para el “cambio” reside en quienes eligen y en quienes controlan y vigilan a los elegidos.

El optimismo desbordante motivado por el triunfo electoral, llevó a muchos a creer que se solucionarían de manera inmediata, los mayores males del país. Hoy, a un escaso año, la decepción sobrepasa las expectativas de los más optimistas, mientras la “ley carcelazo”, la “ley chorizo” se suman como peligrosos eslabones a la ya iniciada cadena de actos gubernamentales convertidos en Ley, para considerarnos súbditos suplicantes y no ciudadanos actuantes.

No hay sorpresas entonces, cuando arrestan al periodista Carlos Nuñez, cuando Migración retiene a Paco Gómez Nadal o cuando la Procuradora suspendida revela la “visita ministerial” y el contundente: ”aténgase a las consecuencias”, de parte del jefe del Ejecutivo; ni tampoco las hay cuando los magistrados rectores del Órgano Judicial acuerpan, sin escrúpulos, su llamamiento al juicio al que ha sido condenada. Ni hay sorpresas ante la comprobada ineficacia, ineficiencia e incapacidad demostrada con creces por el Alcalde capitalino, a pesar de la superprotección que le brindaron tempranamente desde el Tribunal Electoral –pasando por todos los Organos del Estado- hasta la partidocracia anticiudadana.

Lo sencillo y básico que se requiere con urgencia es más democracia, mayor expansión de la ciudadanía y de sus libertades y garantías, más transparencia y, sobre todo, menos imposiciones y arbitrariedades. Los recientes acontecimientos y protestas en Changuinola y Colón, nos revelan expresiones de descontento por la falta de información, de diálogo, de debate. Sin sorpresas serán los resultados de los momentos en que hemos entrado, de no querer los gobernantes entender que: “No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia social”.