lunes, julio 26, 2010

patrimonio que se vende

Rella Rosheinhaim, Diario La Prensa

A pesar de tener dos pies izquierdos, un turista se puede animar a viajar a Cali (Colombia) para aprender a bailar salsa, mientras que en el viejo mundo un seguidor de la saga de El Señor de Los Anillos aterriza en Nueva Zelanda para recorrer los paisajes en que se desarrolla la película.

Además de conocer diversos destinos, ambos personajes han consumido primordialmente cultura.

El turista cultural no es solo aquel que visita museos, explica el español Jordi Tresserras, doctor en geografía e historia, quien dictará mañana lunes, a las 7:00 p.m., la charla “Nuevas tendencias en turismo cultural: retos y perspectivas”, en la Biblioteca Nacional, como parte del proyecto “I+D en Cultura”.

Recorrer rutas en sitios arqueológicos subacuáticos que tienen hasta “audioguías para oír debajo del agua”, es apenas una de las travesías que el visitante puede emprender, recalca.

“Turismo arqueológico’, con este término la gente puede decir ¡qué aburrido! pero no, con él se puede obtener sensaciones muy buenas”, dice Tresserras, quien también ha trabajado como arqueólogo.

Sin darse cuenta, hoy –ya sea dentro del país de residencia o en el extranjero- todos han ejercido el turismo cultural, actividad que en el siglo XVIII solo era practicada por los nobles y los burgueses de Europa. Antes de casarse, estos últimos viajaban a Florencia (Italia) para enriquecerse de cultura.

“Ahora que ha llegado a todo el mundo, el tema del turismo cultural lo hace muchísima gente: hasta un joven que va a un festival de rock o hip hop celebrado en otro lugar también está haciendo turismo cultural”, señala.

La ciudad de París (Francia) es, ahora mismo, el principal destino turístico del mundo, señala el especialista en gestión patrimonial, sin dejar de mencionar otros destinos como Italia, España, México, Perú, China y Japón, que han hecho de su cultura un negocio que, además de generar ingresos económicos, ha permitido que sus habitantes afiancen su identidad.

En América, sitios arqueológicos mayas como los existentes en Ichen Itzá y en Yucatán (México) son grandes referentes del turismo cultural en el mundo.

El país del tequila cuenta con varios atractivos que han hecho que “solo en turismo interno tenga millones de visitantes”, y que el principal consumidor de sus productos sea Estados Unidos.

“Turismo de negocio es una línea que trabaja México hace bastantes años”, explica el español Jordi Tresserras, doctor en geografía e historia, quien dictará mañana lunes, a las 7:00 p.m., la charla “Nuevas tendencias en turismo cultural: retos y perspectivas”, en la Biblioteca Nacional, como parte del proyecto “I+D en Cultura”.

Son varios los países que desean posicionarse. Según Tresserras, el dragón emergente es China. “En este momento lanzan una campaña en promoción del turista cultural”. Los asiáticos no solo lo ejercen, sino que como turistas devoran cultura. “El asiático es un consumidor total del turismo cultural. Japón consume 80% de cultura”, cita como ejemplo.

El turista estadounidense suele pensar que para divertirse debe aterrizar directo y sin escalas en el Caribe, pero si de buscar cultura se trata, Europa es el destino perfecto, señala Tresserras.

Prueba de ello es que el 70% de estadounidenses que acuden a España es para saciar su interés cultural. “De cada 10 estadounidenses, siete van al Museo Nacional del Padro” en Madrid.

De Latinoamérica, el mexicano, brasileño, argentino y chileno son algunos de los turistas más motivados por la cultura en general.

Por parte de Europa, el visitante alemán es el que disfruta más del turismo cultural. No muy lejos están los que vienen de Francia, Inglaterra y Países Bajos.

RAZÓN DE SER

Para Tresserras, la importancia del turismo cultural radica en que está vinculado a “cómo quieres que los demás te conozcan. También hay clichés muy marcados. Cuando vine a Panamá por primera vez, ¡me quería fugar para conocer Portobelo, Colón! Y los panameños me dijeron: ‘¿Colón? ¡No vayas, es muy inseguro!’. Ese elemento genera una imagen en el visitante como de algo que no se puede visitar”.

Es por ello que la gestión del turismo cultural debe planificarse previamente y sin dejar de desvincular a la comunidad.

El turismo cultural, de no ser sostenible y comunitario, no sirve. “Si no hay una planificación no hay sostenibilidad, y se puede generar que se supere la capacidad de carga de visitantes”.

Para explicar lo anterior, Tresserras cita un ejemplo: “una de las cosas que más me apasionan de Panamá es la gran diversidad cultural que tiene… Tomando en cuenta eso, imagínate que hago un programa cultural del Panamá-Chino, o del Panamá con la comunidad judía, o del Panamá Kuna. Te puedes sentir violentado”.

Por ello, la planificación en materia de cultura es primordial porque si no habría un riesgo de deteriorar la cultura. Si es administrada por buenas manos, hará que la comunidad vea su patrimonio como algo suyo, lo que beneficiará a la gestión.