martes, julio 27, 2010

a mí me ofrecieron las herramientas

Ruben Blades, Diario El Pais

Empiezo por comentar lo obvio: la igualdad, como la interpretamos los seres humanos, no existe en la naturaleza. El concepto de igualdad es parte del esquema de control desarrollado por la capacidad intelectual de la sociedad humana, en forma de leyes y normas de conducta general, dirigidas a regular y limitar nuestras acciones, en un intento por mitigar las consecuencias del egoísmo intrínseco a nuestra especie, no necesariamente como una propuesta ética, sino más bien con el propósito de proteger vidas y hacienda.

Podríamos decir, entonces, que el origen del concepto de acceso a la oportunidad, como elemento indispensable para producir la posibilidad de igualdad, no es natural, es una creación del intelecto. Comencemos por aceptar esto, como punto de partida realista, si pretendemos hacer una discusión responsable acerca de un asunto tan sensitivo como el que se ha propuesto.

¿Cómo evitar transmitir/heredar desigualdades que condenen a generaciones a la pobreza? Se me ocurren dos posibles causas de la situación actual. Una, los gobiernos no ofrecen suficientes oportunidades de acceso a salud, educación, ámbitos de vida adecuados, trabajo y/o condiciones económicas; otra, la población se rehúsa a utilizar las oportunidades, cuando las tiene. Algunos individuos fracasan, aún teniendo las oportunidades a la mano. Eso significa que la responsabilidad ha sido sólo suya.

Tal apreciación nos lleva a pensar que el problema de la desigualdad social puede también ser discutido desde otra perspectiva: no es suficiente crear la oportunidad para que se produzca el efecto positivo. Aún cuando se ofrezca igual oportunidad a todos, en igualdad de acceso y con iguales reglas de juego, la oportunidad sólo ofrece la posibilidad de que se produzca un efecto, pero no lo garantiza. En todo caso, nuestra actitud sobre la desigualdad resulta hipócrita, porque somos indiferentes al dolor ajeno, cuando consideramos que es resultado de una irresponsabilidad personal. El argumento de la transmisión de la desigualdad, tiene que examinarse también desde una óptica espiritual, y no sólo estrictamente económica, o política.

Para leer nota completa pincha aquí.